ANTIGUA
Sangre, sudor y… buen rollo
(Vaso
- myspace.com/antiguarockandroll)
Juan
Olmos es un estajanovista en esto del R’n’R. Amén de productor pluriempleado en
su estudio de Vallecas, ha participado en mil proyectos interesantes (Punto de
Mira, Zyclope, Harakiri…) Junto a su fiel escudero Nacho Ortiz, se embarca
ahora en el segundo capítulo de Antigua, un archipiélago de Rocanrol a
quemarropa que golpea sin piedad, como quien aporrea una puerta cerrada de par
en par a este tipo de propuestas. Haciendo bueno el axioma churchilliano de “sangre, sudor, esfuerzo y lágrimas”, un adagio
que le cuadra como anillo al dedo al Rock que se hace por estos pagos, este
cuarteto madrileño de Rock asilvestrado (inasequible al desaliento) hace suyo
el discurso con el que se venció la 2ª Guerra Mundial y le añade buen rollo,
como quien pone una mueca burlona al pálido sueño de la posguerra y a un estado
del bienestar que se nos diluye como lágrimas en la lluvia. No esperen grandes
discursos sociales ni soluciones mágicas al desempleo en este disco, tan solo
R’N’R de la vieja escuela, con sabor a azufre, ‘Dulce perdición’ en sus propias
palabras. Se marcan su propio decálogo de quimeras rocanroleras, cinceladas las
tablas de la ley, como no podía ser menos, por ‘Sexo, Rock & whisky’, la
trilogía de antaño puesta al día, como reza la máxima lampedusiana: que algo cambie para que todo siga igual. ‘Es nuestro
momento’, un cover que ya cantaban
los Asfalto a mediados los ochenta, confundidos en ese dulce espejismo que a
casi todos nos enganchó para siempre, los paraísos artificiales de las seis
cuerdas que iban a cambiar esta árida estepa para la eternidad y cuyo
territorio no lo iba a conocer ni la madre que lo parió. No se equivocó tanto
Alfonso Guerra, ahora disfrutamos de cosas que nunca soñamos tener aunque
seamos un “Imperio de paletos”. Qué gusto da ver que el Rock estatal tampoco
cambia mucho.
Fran Llorente
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