BÜRDEL KING


BÜRDEL KING
¡Ladran, luego cabalgamos!
(Warner)
Aprovechando que hace muchos años que conozco a Txus, me atrevo a afirmar que este es el disco que siempre quiso hacer. De hecho, cara a cara, me mostró su orgullo de que ‘La ciudad de los árboles’ incluyese un tema como ‘Mi nombre es R&R’. Y por ahí van los tiros… y los chupitos de Jack Daniels, los tragos de cerveza de nombre monosílabo y las palmadas en el culo a esa dulce meretriz de carretera.
Para no defraudar se ha rodeado del mejor equipo (J. Díez, A. Marín, Frank, Sergio y Anono), ha contado con colaboraciones de altura (J. Vargas, C. Escobedo, Peri, Carlitos y más), ha partido del Rock & Roll más macarra que se adorna con detalles de clase como el piano o una sección de vientos a ratos y nos regala una presentación maravillosa del compacto -que es la que me hubiese gustado fabricar de ser músico-: Excelentes la portada, el diseño, formato, detalles, logos, la diéresis imprescindible en un nombre de grupo, que es el más bonito e inteligente de cuantos hay en España. En fin, con el envoltorio perfecto a lo Crüe y Hanoi Rocks, Bürdel King nos regala una serie de canciones que, efectivamente, “huelen a tabaco barato, saben a bourbon” y nos envuelven en un ambiente de concierto de local cutre sobre cuyas maltrechas tablas podrían estar tocando Quireboys, Faces, Dogs D’Amour o Great White, pero en castellano. Porque Txus vuelve a demostrar que escribe de maravilla aunque los temas de la redacción sean triviales como el sexo guarro, los vicios nocturnos o el R&R (por tanto, ¿es baladí nuestra vida rockera?) u otros más serios como la falsa democracia, las desgracias naturales, el anhelado amor de verdad, la amistad o la cruel falsedad del clero.
Abríos de orejas, patas o lo que más gustirrinín os dé a temas como ‘Engaña a tu novio’, ‘Lo llaman democracia’, ‘Esta noche huele a R`N´R’, ‘Olatz’ o ‘El sexorcista’, los cuales Txus defiende muy bien en su recién estrenado papel de frontman; ahora sólo falta –y deseamos- comprobar su valía en directo.
Un discazo de envergadura, o sea, el lugar donde nos colocamos los condones. ¡Qué placer!  
Jon Marin

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